El fundamento bíblico de la obediencia se
encuentra en el mandamiento del amor que es el centro mismo del mensaje
Bíblico, la obediencia es el voto más bíblico y vemos en las Sagradas
Escrituras numerosos ejemplos de obediencia.
Para hablar de obediencia el hebreo bíblico
utiliza el verbo (sama) es decir escuchar, y en el griego se utiliza (hypakouo)
que tiene en su composición al verbo (akouo) que significa escuchar, oir. Por
tanto, obedecer es un oir especial, con profundidad, con adhesión, un escuchar
al Espíritu, un abrir los oídos.
El voto de obediencia hay que entenderlo al
modo de Jesús obediente al Padre por amor, para el religioso el modelo es Jesús
obediente hasta la muerte como lo muestra el texto de Filipenses 2,8: “Haciéndose
obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz”.
Este voto se entiende como una fidelidad a
quien se ama, uniendo las voluntades para realizar un proyecto, en el caso del
religioso se trata de una fe y fidelidad a Jesucristo.
En obediencia amorosa a Dios el religioso
se somete a una autoridad, pero la autoridad en la vida religiosa es un
servicio a Dios y del mundo, ya que el religioso es elegido para los demás.
Podemos decir también que la obediencia
religiosa es obediencia a un carisma, desde esta perspectiva es una obediencia
al Espíritu Santo quien suscita en la Iglesia modos específicos de ejercer la
misión encomendada por Jesús a sus apóstoles.
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