La vida en el instituto comienza con el noviciado, cuya
finalidad es:
Dar a conocer al
novicio las exigencias de la vida religiosa.
Iniciarle en la práctica
de los consejos evangélicos, con miras a una caridad más perfecta.
Encaminarle en la
actividad apostólica de la comunidad.
La formación del noviciado entraña dar a conocer y apreciar
lo referente al reino de Dios, cultivando el debido desprendimiento de todo lo
demás y enseña a conocer y practicar la vida teologal, la humildad, la oración
asidua y la unión con Dios en la disponibilidad al Espíritu.
En el noviciado se realiza una iniciación en la teología de
la vida religiosa, en el estudio de las constituciones y de la espiritualidad
paulina, también se va desentrañando el pensamiento y las obras del Fundador y
se va conociendo la historia de la congregación.
El tiempo del noviciado tiene su propia función formativa.
Por tanto, los novicios no se dedican a otros estudios o cometidos no
encuadrados en dicha formación.
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