Los votos de pobreza, castidad y obediencia
quieren ser expresión de una actitud interior de entrega incondicional por
amor. El amor es único, indivisible; sus expresiones son múltiples.
Pobreza, castidad y obediencia son como tres
puertas por las que se entra en una misma habitación: la disposición interior
de entrega total. Los votos no crean un estado adquirido, sino que inician un
proceso y, por tanto, exigen respuesta cada día. Tienen una dimensión social.
No son sólo un compromiso con Dios, sino que se proyectan hacia la sociedad.
Son un anuncio y una denuncia.
Tal vez los mismos religiosos desconocen
esa dimensión social. Deberían interiorizar esta realidad para convertir su
testimonio en un grito profético para el mundo de hoy.
Podemos sintetizar todo lo dicho diciendo
que ser religioso es vivir intensamente el dinamismo de la consagración
bautismal hoy y en la realidad, de un modo que nos interpela.
Fuente: Diccionario Teológico de la Vida
Consagrada, Ángel Aparicio Rodríguez
No hay comentarios:
Publicar un comentario