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miércoles, 5 de octubre de 2016

EL PROPÓSITO DE DIOS EN TU VIDA

Es importante que cada uno de nosotros conozca cuál es la voluntad de Dios para nuestra vida. Podemos decir que es fácil, que Dios siempre tiene una buena voluntad, agradable y perfecta para cada uno de nosotros y está bien que digamos esto, pero, esa es la voluntad que está escrita en su Palabra.
Podemos decir que una manera para conocer la voluntad de Dios es en las Sagradas Escrituras, hay está una buena parte de la voluntad de Dios para nuestra vida, lo que Dios quiere hacer, cómo quiere que vivamos y lo importante que somos delante de ÉL. Podemos hacernos cada uno esta pregunta ¿Qué define la voluntad de Dios para mi vida? primero podemos conseguir muchas respuestas al leer las Sagradas Escrituras, tomando todo lo que nos habla, y todo es bueno, Dios espera lo bueno para nosotros, y también espera que andemos según su voluntad por buenos caminos, sin olvidar que a veces somos muy débiles y caemos, pero Dios nos invita a levantarnos y no volver a caer sino seguir el trote hacía adelante. Pienso que eso es la definición que Dios puede tener para nosotros.
Cada uno tenemos en esta vida un propósito, Jesús tuvo el propósito de salvar a la humanidad, tuvo el propósito de ir a la Cruz, de dar su vida, de sacrificarse por nosotros, ese era el propósito específico de Dios para su Hijo, ¿Cuál es el nuestro? Cada uno responde a esta pregunta. Hay un propósito único para cada uno de nosotros, cada uno lo va a cumplir porque Dios te ha dado todo lo necesario para hacerlo, te ha dado una misión, una responsabilidad. Dios tiene un buen plan para ti, y espera que lo cumplas. Debemos tener presente que en la vida para poder llevar a cabo nuestro propósito debemos pasar por muchas dificultades, ya que Jesús siendo Hijo de Dios tuvo muchísimas dificultades, pero no se rindió y siguió su propósito enviado por su Padre, allí tenemos un verdadero ejemplo a seguir, ahora ¿Podemos hacer bien nuestro propósito?Creo que Sí.

miércoles, 28 de septiembre de 2016

VENERABLE MAGGIORINO VIGOLUNGO “APÓSTOL DE LA COMUNICACIÓN SOCIAL”


“Siendo un niño escogió la vocación más hermosa de la tierra. Quiso dar a todos los hombres la Buena Noticia del modo más atractivo y eficaz. Y Dios le sorprendió llamándolo a la sala de redacción cuando apenas contaba con catorce (14) años, lleno de méritos, de esfuerzos y de bondad”.[1]

Frase preferida de Maggiorino Vigolungo: 
“Progresar un poquito cada día”

Su Vida:
          Maggiorino Vigolungo nació en Benevello d’Alba el 06 de mayo de 1904 en una familia modelo, formada por Francesco Viggolungo y Secondina Caldelara. En el bautismo le impusieron los nombres de Maggiorino y Segundo. De inteligencia abierta y de temperamento alegre y muy vivaz, quería ser el primero en todo: en el estudio, en el juego, en el trabajo, en la bondad. La incomparable maestra Pierina Pusineri lo definió con estas palabras: “inteligencia rápida, memoria felicísima, capacidad de aprender y retener con facilidad todo lo que aprendía”. Al encontrarse con el Padre Santiago Alberione, comenzó con él la dirección espiritual, y se entusiasmó con tres cosas que se convirtieron en su ideal: Llegar pronto a ser santo; ser sacerdote y ser apóstol de la Buena Prensa. Su sueño era ser sacerdote, para predicar y salvar muchas almas y tenía una meta “llegar a ser santo como el Señor lo quería”.

          Este pequeño jovencito responde a la invitación del Señõr el 15 de octubre de 1916 y entró en la Sociedad de San Pablo con tan solo doce (12) años y se encontraba feliz de su vocación y de poder predicar el Evangelio con la prensa y la difusión de los buenos libros y periódicos, al irse al seminario escribe a su familia:

Rezad para que no traicione mi vocación, porque es la más hermosa de todas”.

          Algo que se puede mostrar de este joven sobre su carisma es desde el momento de la pregunta que le hace su maestra y sin olvidar que él contesta con toda seguridad; que él tenía ya una iluminación del Señor de llegar a ser sacerdote y con sus palabras ya nos dice todo: “Llegar pronto a ser santo, ser sacerdote y ser apóstol de la Buena Prensa”. “Hay un aspecto que merece destacarse: “Maggiorino Vigolungo es el aspirante modelo de una vocación nueva en la Iglesia: vocación que requiere inteligencia y visión amplia de las necesidades (eclesiales) y una apertura que abarca todas las formas modernas de apostolado… por eso, la figura del nuevo Siervo de Dios se integra en nuestro tiempo con toda su actualidad”. Afirmaba el Fundador[2]. Era obediente y humilde, pero lo era por virtud no por estupidez. Maggiorino era un muchacho espabilado, sabía en qué consistía el mal; no era bueno por naturaleza, sabia dominar su carácter. Su bondad y tolerancia eran el fruto de su constante ejercicio de la virtud. Pensaba las cosas antes de hacerlas, pero después defendía con entereza su posición, sin cerrarse al diálogo y a las ideas de los otros.

         Insistía en sus razones, defendía sus trabajos y hacia proyectos y conocía el riesgo.

          Unos de los rasgos que se pude nombrar de Maggiorino es que amó a Dios, respetó al prójimo, quiso cambiar la faz de la tierra, con el anuncio novedoso de la mejor de las noticias. Era un chico entregado al Evangelio y soñaba imitar a Cristo en todo.



[1] Libro: Adolescentes y Apóstol “Maggiorino Vigolungo” Autor: Manuel Díaz Alvarez.
[2] (CISP 437).

jueves, 18 de agosto de 2016

Jesucristo es el camino al cielo


En la sabiduría de la Iglesia Católica toda oración elevada al Padre Celestial se hace por medio de Jesucristo quien es el único Camino, vemos por ejemplo que en las eucaristías las oraciones terminan “Por Cristo Nuestro Señor Amén.” O también en otra parte de la eucaristía se dice: “Por Cristo con Él y en Él a Ti Dios Padre omnipotente…” Él es la única forma en que podemos hacer que nuestros homenajes sean agradables al Padre.

Encontramos en el evangelio que Tomás le dice a Jesús: «Señor, no sabemos adónde vas. ¿Cómo vamos a conocer el camino?». Jesús le respondió: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí (Juan 14, 5-6).

El Padre Celestial quiere ver en nosotros la imagen de su Hijo querido, ver en nosotros su santidad, esa santidad de la cual no se encuentra ni un átomo en este mundo porque es gracia de Dios, solamente proviene de Él. Por lo tanto con la simple razón humana y una vida puramente carnal no se puede alcanzar la meta de la vida eterna, como lo dice la Palabra de Dios: “Por eso, los que viven de acuerdo con la carne no pueden agradar a Dios” (Romanos 8, 8).

Entonces el paso a seguir es pedir al Espíritu Santo que encarne a Cristo en nosotros, como lo hizo con la Virgen María en la anunciación y encarnación. Sólo la gracia del Espíritu Santo puede lograr en nosotros lo que la fuerza de voluntad no puede.

Es pues fundamental, que en nuestra vida de cristianos tratemos por todos los medios de configurarnos con Cristo, en ese momento que dejamos que Cristo se forme en nosotros estamos tomando el camino que Él nos indicó en el evangelio. Aspirar a tener su mismo corazón es piedra angular de nuestra vida espiritual, de manera que podamos decir: “Ya no soy yo quien vivo, sino Cristo quien vive en mí” (Gálatas 2, 20).



martes, 16 de agosto de 2016

¿Qué es la santidad?


Muchas veces hemos oído hablar de la importancia de la santidad en la vida cristiana, pero ¿En qué consiste la santidad?

Podemos decir que la santidad está directamente relacionada con la perfección en el amor, la santidad es la perfección de la caridad, o sea en la perfecta unión con Dios en el amor. Y esa unión con Dios la encontramos principalmente en la oración constante, en el cumplimiento de la Palabra de Dios y de los deberes de estado.

La santidad está relacionada con la vocación, antes de nacer Dios tenía en su mente la misión que deberíamos cumplir, es importante en nuestra oración preguntarle a Dios que quiere que nosotros hagamos. La santidad consiste pues en la perfecta conformidad de la voluntad humana con la voluntad divina. La voluntad de Dios se expresa en gran medida en su Palabra, si lográramos leer constantemente la Palabra de Dios, encontraríamos la dirección en que debemos caminar.

Es importante tener en cuenta que la santidad se consigue en el estado de vida a que Dios nos ha llamado, un padre de familia se santifica educando cristianamente a sus hijos, trabajando y esmerándose por ellos. Un religioso, consagrado o sacerdote se santifica en la oración constante y en el cumplimiento de su deber de predicar la Palabra de Dios. Sería incoherente que el padre de familia se la pasara rezando todo el día y no trabajara o no prestara atención a sus hijos, también sería incoherente que un religioso dejara de orar o predicar la Palabra de Dios por ir detrás de un trabajo por el lucro.

Un punto clave para la alcanzar la santidad es la imitación de Cristo, imitar sus actitudes las cuales encontramos claramente en el evangelio. La invitación pues, es a que seamos santos como lo dice la Palabra de Dios: “Así como aquel que los llamó es santo, también ustedes sean santos en toda su conducta, de acuerdo con lo que está escrito: Sean santos, porque yo soy santo.” (1 Pedro 1, 15-16).



miércoles, 6 de julio de 2016

WEB, CAMINO DE SANTIDAD


Camino que te lleva a marcar la diferencia
 Camino que te llevara a marcar la diferencia, de lo que eres a lo que serás.
                           Hoy más que nunca la humanidad vive en los amplios y profundos medios digitales, muchos conociendo y desarrollándose, otros, solo están pasando el tiempo, otros, están a ver que  pueden conseguir y son muy pocos los de esta gran sociedad que se encuentran por vocación y por amor, no solo a ellos, sino a todos los que manejan las riquezas que tiene la web. Cuando hablamos de web, para muchos les es conocida, pero en realidad puede ser que no la conozcan. La web o redes digitales es una plataforma de contenidos con una determinada información, de ideas, vídeos, audios, imágenes, etc.


La plataforma digital es un camino que lleva a la santidad.
Pero además del amplio concepto que podemos manejar de la web, ¿qué logramos conseguir o sacar de ella? Cada campo maneja y busca lo que quiere a través de los medios digitales, pero nosotros como miembros de la Iglesia católica, ¿cuál es el fruto que debemos cultivar? Anteriormente lo decíamos, hay muchos que nacen con una vocación específica para el manejo de la web, otros simplemente la utilizan por necesidad, pero en el caso del  fiel que le gusta estos poderosos medios, ya no será un profesional más, sino un apóstol.


La Palabra de Dios siempre será luz ante las tinieblas de la web.
¿Cómo?  Dando a conocer el Evangelio a todos los que navegan en el amplio mundo de la web, este sería el logro mayor, dar a conocer a Cristo Maestro, Camino, Verdad y Vida. Ya esto nos lo anunciaba el B. Santiago Alberione: “Llevad la palabra de Dios a los hombres de hoy con los medios de hoy”, no es algo nuevo, solo debemos actualizarnos en la identidad que vive la humanidad de nuestros días.               

Con la identidad de apóstol de la web, no solo vamos a hablar de Dios, sino, que vamos a vivirlo, para que nuestras palabras comunicadas, no solo sean palabras sino hechos reales que van fundamentados en testimonios. De esta manera, toda comunicación que hable de Dios o que conduzca hasta Él, será fecunda en una interioridad que da vida a una espiritualidad.  

La web nos lleva a navegar y evangelizar sin fronteras.
El apóstol de la web, cuando vive y transmite su espiritualidad evangélica llega a cultivar y conseguir los frutos de una santidad moderna, amplia y sin fronteras. La santidad en la web consistirá, en no olvidar que este poderoso medio es como la espada de dos filos que identifica al apóstol san Pablo: ¡Te santificas o te condenas! Es por esto que cabe recordar, que como existe mucho mal, debe existir el bien en lo que son los medios digitales. La fortaleza para llegar a la meta esta en vivir y transmitir todas las riquezas evangélicas, que deben de habitar en el corazón de un apóstol de la web, que abre caminos pasa salvar y para santificar.


lunes, 16 de mayo de 2016

La verdadera perfección...


¿Hay alguno entre vosotros sabio y entendido? Que lo demuestre con una buena conducta y con la amabilidad propia de la sabiduría. Pero, si tenéis el corazón amargado por la envidia y las rivalidades, no andéis gloriándoos, porque sería pura falsedad. Esa sabiduría no viene del cielo, sino que es terrena, animal, diabólica. Donde hay envidias y rivalidades, hay desorden y toda clase de males. La sabiduría que viene de arriba ante todo es pura y, además, es amante de la paz, comprensiva, dócil, llena de misericordia y buenas obras, constante, sincera. Los que procuran la paz están sembrando la paz, y su fruto es la justicia.

Santiago 3,13-18


miércoles, 4 de mayo de 2016

Alcancemos la santidad


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que toma de lo mío y os lo anunciará.»

Juan 16,12-15



martes, 5 de abril de 2016

Debemos perdonar


La vocación del cristiano es la santidad, en todo momento de la vida. En la primavera de la juventud, en la plenitud del verano de la edad madura, y después también en el otoño y en el invierno de la vejez, y por último, en la hora de la muerte.

San Juan Pablo II