El Papa Pío XI (1937)
afirmó "el Rosario ocupa el primer puesto entre las devociones en honor de
la Virgen y que sirve para progresar en la fe, la esperanza y la caridad".
En 1978 el Papa Juan
Pablo II sorprendió al mundo, poco después de ser elegido Pontífice, con esta
frase en la Plaza de San Pedro: "Mi oración preferida es el Rosario"
(29 de octubre) y luego en muchísimas ocasiones fue recomendando esta hermosa
práctica de piedad. Suyas son las siguientes exclamaciones: "El Rosario es
una escalera para subir al cielo"(29 de octubre 1979) "El Rosario nos
proporciona dos alas para elevarnos en la vida espiritual: la oración mental y
la oración vocal" (29 de abril 1979). "Es la oración más sencilla a
la Virgen, pero la más llena de contenidos bíblicos"(21 de octubre 1979).
Cuando fue en peregrinación al santuario de Nuestra Señora del Rosario de
Pompeya, Juan Pablo II hizo allá un bellísimo sermón acerca del Rosario. En él
dijo: "El Rosario es nuestra oración predilecta. Cuando la rezamos, está
la Santísima Virgen María rezando con nosotros. En el rosario hacemos lo que
hacía María, meditamos en nuestro corazón los misterios de Cristo" (Lc. 2,
19).
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