El adviento debe ser un tiempo de preparación
de nuestra alma y de nuestro corazón para el nacimiento de Jesús, debe ser un tiempo de espera y de
silencio, coincide, en cambio, con actividades frenéticas de compras y
preparativos. Por ello, las tradiciones navideñas de la fe son como islas que
traen un poco de cielo a la tierra.
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