La mañana de Pascua, advertidos por las
mujeres, Pedro y Juan corrieron al sepulcro y lo encontraron abierto y vacío.
Entonces, se acercaron y se «inclinaron» para entrar en la tumba. Para entrar
en el misterio hay que «inclinarse», abajarse. Sólo quien se abaja comprende la
glorificación de Jesús y puede seguirlo en su camino.
Papa Francisco
No hay comentarios:
Publicar un comentario