Su ideal consistió en llegar pronto a ser santo,
ser sacerdote y ser apóstol de la buena prensa, respondiendo a la invitación
del Señor, se puede decir que fue “El Pequeño Apóstol de la Comunicación”.
Afirmó Mayorino: “se puede llegar a ser santo en
cualquier estado, avanzar un poquito cada día en la virtud hasta la muerte con
la ayuda de Dios y bajo la protección de San Pablo. Quiero consagrar mi vida
entera al apostolado de la prensa, destruyamos la prensa mala porque es un
flagelo peor que la peste, el hambre y la guerra”.
A los 14 años cumplidos
afectado de una grave enfermedad le respondió al P. Alberione que le preguntaba
si se quería sanar o ir al cielo: ¡Quiero hacer la voluntad del Señor!.
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