Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti; yo
digo al Señor: «Tú eres mi bien.» El Señor es el lote de mi heredad y mi copa; mi
suerte está en tu mano.
Bendeciré al Señor, que me aconseja, hasta de
noche me instruye internamente. Tengo siempre presente al Señor, con él a mi
derecha no vacilaré.
Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás
de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha.
Salmo 15
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