Llegó
a Cartagena de Indias en 1610 y recibió las órdenes sacerdotales en
1616. Durante más de 40 años se dedicó a la cristianización de los negros y
esclavos y a prodigarles cuidados y consuelos. Se autodefinió con esta frase
escrita en latín, en pleno auge del tráfico de negros y esclavos: Pedro Claver
anthiopum semper servus. "Pedro Claver, esclavo de los esclavos, negros
para siempre". Claver, jesuita del siglo XVII, fue canonizado dos siglos
después de su llegada a Cartagena por el Papa León XIII, quien en el acto de
canonización en 1888 exclamó: "Después de la vida de Cristo, ninguna me ha
conmovido como la del gran apóstol Pedro Claver".
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