“No
bastará con decirme: ¡Señor!, ¡Señor!, para entrar en el Reino de los Cielos;
más bien entrará el que hace la voluntad de mi Padre del Cielo.
Aquel
día muchos me dirán: ¡Señor, Señor!, hemos hablado en tu nombre, y en tu nombre
hemos expulsado demonios y realizado muchos milagros.
Entonces
yo les diré claramente: Nunca les conocí. ¡Aléjense de mí ustedes que hacen el
mal!
Si
uno escucha estas palabras mías y las pone en práctica, dirán de él: aquí
tienen al hombre sabio y prudente, que edificó su casa sobre roca”.
Mt 7,
21-24
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