Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, nos
parecía soñar: la boca se nos llenaba de risas, la lengua de cantares.
Hasta los gentiles decían: «El Señor ha
estado grande con ellos.» El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos
alegres.
Que el Señor cambie nuestra suerte, como los
torrentes del Negueb. Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares.
Al ir, iba llorando, llevando la semilla; al
volver, vuelve cantando, trayendo sus gavillas.
Salmo 125
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