lunes, 15 de febrero de 2016

La auténtica felicidad: Un gran reto para el joven contemporáneo

Por Riqui Javier López, novicio paulino, Venezuela.

Al hablar un joven hoy día de felicidad, es como si la consiguiera a la vuelta de la esquina, pero lamentablemente no es así. El joven de hoy trata de buscar la felicidad a través del dinero, ya sea con placeres que satisfacen su cuerpo, pero que empobrecen su espíritu. Es muy difícil hoy, para el religioso el sacerdote o el laico, seguir trabajando en el campo de llevar al joven hacia la búsqueda de la paz y felicidad, (cuando es la juventud la que no quiere conocer la verdadera felicidad). Si se les habla de felicidad se aburren, se cansan de ella, se sienten fatigados; solo quieren seguir lo superficial, justo aquello que les perjudica, sea placeres o satisfacciones.

El Joven cree ser feliz en pequeños momentos de vanagloria, cree comprar una felicidad superficial que nunca ha existido y nunca existirá. Si tan solo se detuviera un momento en el mensaje que nos da Dios a través del bello regalo de la vida, las cosas serían diferentes.  Pero el joven de hoy día solo quiere conseguirlo todo fácil, sin que haya dolor ni sufrimiento. Sin sudor de su propia frente, jamás el joven le encontrará valor a las cosas.

El joven de hoy día siempre va estar en busca de la auténtica felicidad, solo está en él encontrarse con su propio yo, de otra manera no da inicio a lo esencial de su vida. Por su naturaleza siempre va estar inclinado a lo pecaminoso, ya que siente la necesidad de satisfacer sus placeres y necesidades estéticas y éticas que creen formar una felicidad, cuando en sí solo son fantasías imaginarias. Se empieza a ser realidad finita cuando se encuentra con el ser infinito, es decir Dios, como también con su propio yo, de modo que este encuentro desarrolla la auténtica felicidad en su espíritu.

 Por esto, tiene que haber una entrega de sí mismo a la realidad absoluta, que lo impulsará a conocerse, valorarse  y amarse para así obtener la auténtica felicidad, no será el joven sólo el que la consigue o la encuentra, es en “Dios” donde se consigue lo que debe poseer todo joven. En este sentido, la auténtica felicidad que da vida eficaz al joven solo se consigue con la entrega total que él hace ante Dios.



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