Aunque analfabeta, como gran parte de las
mujeres y muchos hombres de su tiempo, dictó un maravilloso libro titulado
Diálogo de la divina providencia, donde recoge las experiencias místicas por
ella vividas y donde se enseñan los caminos para hallar la salvación. Sus
trescientas setenta y cinco cartas son consideradas una obra clásica, de gran
profundidad teológica. Expresa los pensamientos con vigorosas y originales
imágenes. Se la considera una de las mujeres más ilustres de la edad media,
maestra también en el uso de la lengua Italiana.
Santa Catalina de Siena, quien murió a
consecuencia de un ataque de apoplejía, a la temprana edad de treinta y tres
años, el 29 de abril de 1380, fue la gran mística del siglo XIV. El papa Pío II
la canonizó en 1461. Sus restos reposan en la Iglesia de Santa María sopra
Minerva en Roma, donde se la venera como patrona de la ciudad; es además,
patrona de Italia y protectora del pontificado.
El papa Pablo VI, en 1970, la proclamó
doctora de la Iglesia.
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