El
cielo proclama la gloria de Dios,
el
firmamento pregona la obra de sus manos:
el
día al día le pasa el mensaje,
la
noche a la noche se lo susurra.
Sin
que hablen, sin que pronuncien,
sin
que resuene su voz,
a
toda la tierra alcanza su pregón,
y
hasta los límites del orbe su lenguaje.
Salmo 18
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