Tú
que habitas al amparo del Altísimo,
que
vives a la sombra del Omnipotente,
di
al Señor: «Refugio mío, alcázar mío,
Dios
mío, confío en ti.»
«Se
puso junto a mí: lo libraré;
lo
protegeré porque conoce mi nombre,
me
invocará y lo escucharé.
Con
él estaré en la tribulación.»
«Lo
defenderé, lo glorificaré,
lo
saciaré de largos días
y
le haré ver mi salvación.»
Salmo 90
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