Andrés tiene el honor de haber sido el primer
discípulo que tuvo Jesús, junto con San Juan el evangelista. Los dos eran
discípulos de Juan Bautista, y este al ver pasar a Jesús (cuando volvía el
desierto después de su ayuno y sus tentaciones) exclamó: "He ahí el
cordero de Dios". Andrés se emocionó al oír semejante elogio y se fue
detrás de Jesús (junto con Juan Evangelista), Jesús se volvió y les dijo:
"¿Qué buscan?". Ellos le dijeron: "Señor: ¿dónde vives?".
Jesús les respondió: "Venga y verán". Y se fueron y pasaron con Él
aquella tarde. Nuca jamás podría olvidar después Andrés el momento y la hora y
el sitio donde estaban cuando Jesús les dijo: "Vengan y verán". Esa
llamada cambió su vida para siempre.
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