María, después de haber acogido la Buena
Noticia que le dirige el arcángel Gabriel, canta proféticamente en el
Magnificat la misericordia con la que Dios la ha elegido. La Virgen de Nazaret,
prometida con José, se convierte así en el icono perfecto de la Iglesia que
evangeliza, porque fue y sigue siendo evangelizada por obra del Espíritu Santo,
que hizo fecundo su vientre virginal.
Del mensaje del
Papa Francisco para la cuaresma
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