Con el miércoles de ceniza se da inicio a
la cuaresma, que es un tiempo de conversión y de preparación para vivir la
pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo.
Con la imposición de la ceniza recordamos
nuestra condición de peregrinos en este mundo y la urgente necesidad de
prepararnos al encuentro con Dios, como lo afirma la Palabra de Dios: “No nos
cansemos de hacer el bien, porque la cosecha llegará a su tiempo si no
desfallecemos. Por lo tanto, mientras estamos a tiempo hagamos el bien a todos,
pero especialmente a nuestros hermanos en la fe.” (Gal 6, 9-10).
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