martes, 17 de mayo de 2016

Salmo 54


Pienso: «¡Quién me diera alas de paloma
para volar y posarme!
Emigraría lejos,
habitaría en el desierto.»

«Me pondría en seguida a salvo de la tormenta,
del huracán que devora, Señor;
del torrente de sus lenguas.»

Violencia y discordia veo en la ciudad:
día y noche hacen la ronda
sobre sus murallas.

Encomienda a Dios tus afanes,
que él te sustentará;
no permitirá jamás que el justo caiga.

Salmo 54


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