Vía
purgativa:
Cuando la persona comienza a desear con toda sinceridad vivir cristianamente, entra
en la vía purgativa o primer grado de caridad. Sus disposiciones fundamentales
las describe Santo Tomás con las siguientes palabras: «En el primer grado, la
preocupación fundamental del hombre es la de apartarse del pecado y resistir a
sus concupiscencias, que se mueven en contra de la caridad. Y esto pertenece a
los principiantes, en los que la caridad ha de ser alimentada y fomentada para
que no se corrompa».
Vía iluminativa: Cuando la persona
se ha decidido a emprender una vida sólidamente piadosa y adelantar en el
camino de la virtud, ha entrado en la vía iluminativa. Su principal
preocupación, según Santo Tomás, es crecer y adelantar en la vida cristiana,
aumentando y corroborando la caridad.
Vía
unitiva:
Cuando la vida de oración constituye como el fondo y la respiración habitual de
la persona, aun en medio de sus ocupaciones y deberes del propio estado, que
cumple fidelísimamente; cuando la íntima unión con Dios y el llegar a la cumbre
de la perfección cristiana constituye la ilusión suprema de su vida, ha entrado
en la vía unitiva. Su preocupación fundamental, según Santo Tomás de Aquino, es
unirse a Dios y gozar de Él.
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