A los 16 años, caso excepcional obtiene el
grado de doctor en ambos derechos, civil y canónico, con notas sobresalientes
en todos sus estudios.
Para conservar la pureza de su alma escogió
un director espiritual, visitaba frecuentemente a Jesús Sacramentado, rezaba
con gran devoción a la Virgen y huía como de la peste de todos los que tuvieran
malas conversaciones.
Más tarde escribiría: "Las vanidades
del mundo están llenas de amargura y desengaños. Lo sé por propia y amarga
experiencia"
Su padre quería casarlo con alguna joven de
familia muy distinguida para que formara un hogar de alta clase social. Pero
cada vez que le preparaban algún noviazgo, la novia tenía que exclamar:
"Muy noble, muy culto, muy atento, pero... ¡Vive más en lo espiritual que
en lo material!.
Al fin, a los 30 años de edad logra ser
ordenado sacerdote. Desde entonces se dedica trabajar con las gentes de los
barrios más pobres de Nápoles y de otras ciudades. Reúne a los niños y a la
gente humilde, al aire libre y les enseña catecismo.
Se le reunieron otros sacerdotes y con
ellos, el 9 de noviembre de 1752, fundó la Congregación del Santísimo Redentor
(o Padres Redentoristas). Y a imitación de Jesús se dedicaron a recorrer
ciudades, pueblos y campos predicando el evangelio. Su lema era el de Jesús:
"Soy enviado para evangelizar a los pobres".
Para escribir su libro más famoso, Las
Glorias de María, empezó San Alfonso a recoger materiales cuando tenía 38 años
de edad, y terminó de escribirlo a los 54 años, en 1750.
Fuente: EWTN
No hay comentarios:
Publicar un comentario