Recibió el padre Calasanz
como colaborador a un hombre ambicioso y lleno de envidia, el cual se propuso
hacerle la guerra y quitarle el cargo de Superior General. Por las calumnias de
este hombre y de varios más, nuestro santo fue llevado a los tribunales y
solamente la intervención de un cardenal obtuvo que no lo echaran a la cárcel.
Él repetía: "Me acusan de cosas que no he hecho, pero yo dejo a Dios mi
defensa". El envidioso logró a base de calumnias que a San José Calasanz
le quitaran el cargo de Superior General, y después las acusaciones mentirosas
llegaron a tal punto que la Santa Sede determinó acabar con la congregación que
el santo había fundado. San José al escuchar tan triste noticia, repitió las
palabras del Santo Job: "Dios me lo dio, Dios me lo quitó, bendito sea
Dios".
Afortunadamente, después se
supo la verdad y al Fundador le fueron restituidos sus cargos y la Comunidad
volvió a ser aprobada y ahora está extendida por todo el mundo. Podemos entonces comprender por qué un
cardenal que después fue Sumo Pontífice, llamó a San José Calasanz "un
segundo Job", aludiendo a los sufrimientos de santo Job de lo Biblia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario