Muchas veces hemos oído hablar de la importancia de la santidad en la vida cristiana, pero ¿En qué consiste la santidad?
Podemos decir que la santidad está
directamente relacionada con la perfección en el amor, la santidad es la
perfección de la caridad, o sea en la perfecta unión con Dios en el amor. Y esa
unión con Dios la encontramos principalmente en la oración constante, en el
cumplimiento de la Palabra de Dios y de los deberes de estado.

Es importante tener en cuenta que la santidad
se consigue en el estado de vida a que Dios nos ha llamado, un padre de familia
se santifica educando cristianamente a sus hijos, trabajando y esmerándose por
ellos. Un religioso, consagrado o sacerdote se santifica en la oración constante
y en el cumplimiento de su deber de predicar la Palabra de Dios. Sería
incoherente que el padre de familia se la pasara rezando todo el día y no
trabajara o no prestara atención a sus hijos, también sería incoherente que un
religioso dejara de orar o predicar la Palabra de Dios por ir detrás de un trabajo
por el lucro.
Un punto clave para la alcanzar la santidad
es la imitación de Cristo, imitar sus actitudes las cuales encontramos
claramente en el evangelio. La invitación pues, es a que seamos santos como lo
dice la Palabra de Dios: “Así como aquel que los llamó es santo, también
ustedes sean santos en toda su conducta, de acuerdo con lo que está escrito:
Sean santos, porque yo soy santo.” (1 Pedro 1, 15-16).
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