viernes, 18 de noviembre de 2016

CRISTO REY UNA FESTIVIDAD CONTRA EL LAICISMO ACTUAL

El próximo domingo 20 de noviembre celebraremos la fiesta del Cristo Rey del universo con la cual terminamos el año litúrgico, debemos saber sobre esta festividad que el Papa Pio XI, el 11 de diciembre de 1925, día en que se instituyó la fiesta tenía unas intenciones que se encuentran recogidas en su carta encíclica Quas Primas.

Volviendo a retomar este documento vemos que sigue teniendo gran actualidad pues los problemas observados en ese tiempo se repiten hoy y esta festividad nos debe mover a luchar contra los males que aquejan nuestra fe y nuestra sociedad.

El Papa Pio XI enuncia el problema de laicismo como un mal grave para nuestra fe, como lo leemos en la encíclica: “Poco a poco, la religión cristiana fue igualada con las demás religiones falsas y rebajada indecorosamente al nivel de éstas. Se la sometió luego al poder civil y a la arbitraria permisión de los gobernantes y magistrados. Y se avanzó más: hubo algunos de éstos que imaginaron sustituir la religión de Cristo con cierta religión natural, con ciertos sentimientos puramente humanos. No faltaron Estados que creyeron poder pasarse sin Dios, y pusieron su religión en la impiedad y en el desprecio de Dios” (Quas Primas, Numeral 24).

El papa Pio XI también explica la razón por la cual quiso instituir esta fiesta: “Para condenar y reparar de alguna manera esta pública apostasía, producida, con tanto daño de la sociedad, por el laicismo, ¿no parece que debe ayudar grandemente la celebración anual de la fiesta de Cristo Rey entre todas las gentes? En verdad: cuanto más se oprime con indigno silencio el nombre suavísimo de nuestro Redentor, en las reuniones internacionales y en los Parlamentos, tanto más alto hay que gritarlo y con mayor publicidad hay que afirmar los derechos de su real dignidad y potestad” (Quas Primas, Numeral 25).

Es recomendable volver sobre el documento que hace que nosotros renovemos nuestro deber misionero en todos los ámbitos de la sociedad y nos decidamos a dejar de lado la tibieza y seamos realmente sal y luz para la humanidad.



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